t r ó p i c o s

20080530

Veinticuatro

…y esa vela velándote
la demasiada sombra
para verte,
tendida ahí,
en un aparte níveo.
Indecididos,
indeterminados,
no sé si el corazón,
corazonada,
o si exterior bodega,
como suele
pasar al dividir
la noche sobre dos.
Memoria mía,
están por apagarse
los pabilos posibles,
y esa muerte
va de pedir
a despedir
—se nos agotan olas
para romper con eso
que solía
hundirse en una trama—;
de cortar a cortar
por el camino
más largo hacia la sombra
en lo que vuelves
de no volverme a ti;
va de clavarse
a desclavarse,
y esa vela
te aluza muellemente
los ojos del dormir,
y el 24 en puerta,
el cuarto 24,
a las afueras
de cuanto nos fantasma,
no sabe ser un día
después
ni sus contadas horas.*



*José Alfredo Jiménez, “Las ciudades”.

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