Ayer era la euforia, tanto que me costó dormir y cuando desperté pensé: no, no me la creo.
Intento convencerme nuevamente pero mi euforia me ha dado una resaca que adivino duradera.
EStas incredulidades al despertar, en mi experiencia, son más sinceras que la euforia de la noche
anterior. Habrá que ver -para creer-.
2 comentarios:
un abrazo!!! grande grande
abrazo de vuelta
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