La incertidumbre pende de un Flamboyant-vo(a)yant. Oscilaciones sobre las presas, nutridas por el chubasco; vuelta y vuelta nocturna por este dilema, escondite de lo inevitable: seguir con un manto de frío sintético sobre la piel. Odio el aire acondicionado (¿acondicionado a qué?) pero no sé si me choca más que el calor que se te trepa en los poros y te hace insoportables las sábanas. Definitivo: yo no estoy hecha para el calor ni para el frìo-de-a-mentis, ash, qué intolerante soy.
1 comentario:
Postdata: hay una gota de agua que no deja de caer en la regadera que empeora la decision
Publicar un comentario