con destinatario
Apenas ayer, ayer en la madrugada, hace 12 horas, seguía con esa punzadita que produce el que tu mundo se me reaparezca pero hoy me levanto feliz, de buenas y luego ahí está tu nombre en mi correo y la punzada regresa y se hace más más fuerte pero luego, de la nada, desaparece. Y siento que te quiero tanto, tantísimo pero ya no te amo y si te quiero así me pregunto cómo era amarte tanto tanto. Corazón, ya no tengo la punzada, ya no tengo lágrimas sólo un vacío inmenso, inmenso, ya desocupaste ese lugar enorme que tenias reservado, te mudaste de mi pero dejaste la casa vacía.
Y es mayo y mayo ya me sabia a ti, me sabia a que todo empezó a ser así hace un año, que yo empecé a ser la que ahora soy después de aquel día que llovió y que yo lloví y tu hablabas y me reprochabas las lágrimas y decías que te sentías "extraño". Recuerdo las discusiones de mayo mis llantos eternos, ese otro mayo en que me dijiste que no me amabas, que no estabas enamorado -sigo pensando si decías la verdad- y luego yo sin encontrar la forma de no amarte tanto, de salir de ese estar juntos y en el fondo estar lejos, recuerdo ese no saber que hacer con nosotros (plural). Ma-yo mais-yo, mayo siempre es un mes de revoluciones, de huelgas, de batallas, de revueltas, y de mudanzas y de cierres y eso. éste no es la excepción. On y va.
Y tú me escribes que estás condenado al nomadismo, me hablas de tus mudanzas y es curioso corazón, es curioso que a ti que tanto te gusta la estabilidad siempre te estés moviendo y a mi que tanto me gusta moverme esté tan estática, estoy aquí, mis movimientos están encriptados hacia un mismo lugar. A veces siento que espero a Godot (on y va -ils ne bougent pas-) qué desesperación! ¿recuerdas ese libro de beckett que te había regalado una señora cuando ibas en un tren para Roma y que luego tu me lo regalaste cuando yo estaba estática en tu cuarto de estudiante en Caen? ¿recuerdas? Lo extraño, pero tu lo condenaste a no pertenecer a nadie, triste, triste.
Corazón a veces pensaba que tu te fuiste de Longjumeau y a mi me dejaste allí solitita. Tu siempre intentando tomar los trenes, tu saltando para tomarte de la mano de alguien más e irte de allí, un día por fin lo conseguiste. Tu si tomaste el tren y yo ya no podía tomarte de la mano, la tenías ocupada, y me quedé ahí sentada viendo los trenes tantísimo tiempo con los ojos llenos de lágrimas y yo que no me acababa de ir. Pero ahora si, el tren ya me esperaba hacía mucho tiempo y ahora si me subo y tal vez me lleve para siempre lejos de tu casa (y el peso del siempre también es grande, grande).
No importa si te vas a guayaquil o si te vas a Tokio, no importa que tan lejos o que tan cerca, a mi la distancia ya me da igual. Hoy te vas de mi, hoy me voy de tí, lejos-cerca empieza adentro de uno.
Cierra la puerta, tira las llaves: ya no queda nada nuestro. Nuestros espacios desaparecieron también, el departamento de cholula ya no existe, ni mi casa de la que me mudé ni la tuya de la que apenas te mudaste, ni ese departamento en el df ¿sabes?, ni ese cuarto tuyo en Caen con todo y su escritorio desde el que me escribías, ni ese cuarto en el yo en Munchen te confesé aquella palabra ¿la recuerdas? y por si fuera poco acabas de vender el coche en el que me tocó llorar o besarte tantas veces y también nuestras cartas se perderán en cualquier momento, en cualuier mudanza, se pudrirán en cualquier cajón, se confundirán con otras, no significarán nada un día cualquiera. Papeles, palabras. Eso. ¿y Las heridas? las heridas creo que ya no están tampoco, ya son cicatrices. Hasta podríamos pensar que nos soñamos, hasta podríamos dudar que existimos, hasta podríamos inventar otros motivos de las cicatrices. Tal vez el laberinto existía sólo en nuestra imaginación, en mi imaginación.
Querido, hoy te vas a Tecún Umán y no hay vuelta de hoja. Corazón nos vamos y aún así te quiero tantísimo. Escucho el eco, siento el espacio para llenar con lo que yo quiera porque ya no hay punzada, ya no hay lágrimas. ¿sabes? a veces también provoca vértigo el tener tantos lados a los que ir, el por fin dejar un lugar y tener posibilidades infinitas, dan ganas de huir de eso también. ¿sabes que tenemos en común y no nos habíamos dado cuenta? a los dos, cada quien a su manera, nos gusta escapar, huir ¿y de qué, de qué? somos unos escapistas profesionales (risas) obvio imposible que estuvieramos juntos.
Corazón, esta mudanza, aunque cada uno por su lado se siga moviendo, es la definitiva. Ojalá, ojalá... te cito "creemos partir pero el movimiento es ilusorio" esperemos que no, que no....
3 comentarios:
Esta epístola es hermosísima, como los 23 grados de separación que hay entre trópicos al Ecuador. La he leído muchas veces, y me siento en una página de un libro de Perec. Yo no sé si estaría bien escribir que ‘escribes como me gustaría que me escribieran’, porque al leer algo que me gusta, pienso que otro mí lo escribió para mimismo. No te lo creas... Aunque en estás líneas hay pedacitos de vidrio que lastiman, encuentro un enorme cariño a aquello que nos hace escribir. Sin ningún afán, me gusta como escribes. Yo sigo aprendiendo.
Enorme saludo.
inti
Maravillosa carta.
Cuatro años y medio después, el destinatario se acaba de tropezar con esta bellísima y tristísima epístola.
Abrazo desde un desierto…
26.11.11
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