Continuidades

Lamento escribir tan seguido en el blog. Quisiera que estas intervenciones cibernéticas, que en realidad nadie lee, fueran más espaciadas, con más tiempo de por medio para sentir que cada post tuvo su momento y no que todos son parte de lo mismo. Quisiera una discontinuidad, un grito, una patada, un beso, un algo que diga YA, hasta aquí se acabo esto ¿qué es "esto"? no sé pero quiero que se acabe.
Escribo posts continuos y con mitad alegria, con mitad tristeza sé que nadie tiene aún la dirección. Sólo dos personas saben que tengo un blog y no saben siquiera la página pero ¿qué necesidad hay de que alguien nos lea? Qué necesidad esa de compartir todo... de sentirse menos solo si alguien nos lee. Y creo que empezaré a da la página a desconocidos que me respondan a esto.
Y así estoy, y aquí estoy: mitad de todo, todo incompleto. No hay cosa más triste que esta tristeza mediocre o alegria mediocre. Es patetico estar a un paso lateral de sonreir y a un paso de echarse a llorar. Y lo triste es que no me muevo que sigo esperando que una de las dos cosas sucedan pero luego nada sucede. Todo continua igual.
Acaso si sucedió algo: después de meses de haber estado en esa puesta en escena me doy cuenta de que asistí a una comedia y me rio, me rio de mi porque todos estos meses yo pensé que habia visto una tragedia y lloraba porque me parecia tragiquisimo aún cuando ya ni recordaba los diálogos ni los nombres de los personajes. Ahora sé que fue una comedia pero ya perdió el chiste.
Ayer leía en uno de los diarios de Anaïs Nin:
"Un ser normal alcanza la felicidad, cree en ella y la mantiene hasta que realmente se destruye pero un ser anormal alcanza solo una felicidad relativa, en constante fluctuación"
Y ahí estoy siendo todo lo anormal que es posible pero como quisiera la patada, el beso o ese grito que diga ya y luego ser normal por lo menos una semana completa. Qué va, por lo menos un día completo.