t r ó p i c o s

20070212

El perseguidor

Si todo estaba tan bien, si aún conservaba la emoción de Malinalco, si sólo estaba allí para leer ¿por qué irrumpir? ¿por qué si hay tanto rincones en el mundo, en la ciudad, en la bilioteca, aparecer justo en aquellos en los que yo me arrincono? ¿por qué alterar mi tarde y exiliarme a esas horas de recuerdos regados en el piso? ¿por qué aventarme un balin al pecho y dejarlo allí suspendido con tan eficaz precisión? ¿por qué sincopar mi ritmo cardiaco?

Quiero aclarar que yo no lo busqué, que yo ni lo pensé y menos aún lo evoqué. Es él quien sin saberlo me persigue.

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