t r ó p i c o s

20110515


Pensaba sin palabras, tendida en aquel lado. Soñaba y una idea insistía "esto he de escribirlo en la libreta, tal vez alcance un poema". Palabras, seguramente, infiltradas de este mundo porque la libreta no existía, no el poema, no las palabras. Nada podía ser registrado, ni memorizado y el tiempo corría mientras en ese mundo sin palabras, dislocado, persistía la certeza de que algo debía ser dicho. Sabía, también, que eso no se llamaba silencio. Quizá, otro lenguaje en el que punzaba el deseo de traducción.

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