Me enternece el sueño llano y declarado en el colectivo de las 8 de la mañana: las bocas abiertas piden algo que sólo el durmiente sabe pero que una vez despierto dejará de saber. Los de este lado, los testigos de ese ángulo exacto, estamos para intentar ser traductores de ese deseo que aparece por unos segundos. Deberíamos intentar traducir al lenguaje de la vigilia pero somos unos vigilantes bastante despistados. No alcanzamos a llegar allí a donde en realidad están pasando las cosas y terminamos por bajarnos en otro lado ¿equivocado? No sabemos. Esa esquina o esa estación tal vez no era la que buscábamos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario