t r ó p i c o s

20090923

El regalo prometido

La tarde entera se vencía al paso del viento
Como arcos se doblan los árboles
y una flecha imprevista me daba al corazón.
Deambulé por aquellas calzadas
donde tanta vida cimentaron tus pasos.
El viento alzaba tolvaneras en medio de los campos,
trastornando a esos pájaros rojos,
borrando campamentos de insectos en las grietas.
La tierra pone polvo en mis labios—su ofrenda.
Y mi ofrenda a las estatuas que guardan el camino
¿Sólo palabras?

Estaba junto al baniano
Aquella tarde en que el zureo de las tórtolas
volvía insoportable tanta belleza.
La noche iba entrando a tus jardines.
Estaba junto a la estatua de Yama, Señor de la Muerte,
Montando su búfalo negro mientras Savatri
le arrebataba con argumento la vida de su amado.
Tanta belleza a punto de morir.
Te vi por última vez allí, desde el baniano.
Inmenso como era el viento lo había descuajado
Y las ramas que cayeron a tierra echaron raíces.
¿Donde van los sueños cuando uno despierta?
Silencio a media voz, disipación de tiempo-
la muerte, indecisa:
un murmullo que cruza en el estanque.
Tus brazos me rodean entre el sueño.
Tus brazos se disuelven en la nada.
Como árbol arrancado de un sedimento pobre.
Y en todas partes abundancia, vidas en flor.


Elsa Cross

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