El odio empieza así, ya te lo digo. Es una manía lenta que se nos va metiendo. Lo siento venir.
Encontraba en mi libreta naranja un par de anotaciones que no recuerdo haber escrito. Amanecí con la luz prendida y la libreta a lado. Era mi letra pero ¿era yo la que escribía eso? ¿era yo la que sentía esa cosquilla incómoda después? Ahí estaba y transcribo. Los puntos suspensivos son las zonas incomprensibles en las que mi experiencia paleográfica ya no sirve:
Gaza al principio del 2009 ¿qué hacia? Pocos días antes habían sido las manifestaciones en Barcelona ¿qué hacía? (...) esa huelga (...) tu ausencia tan insipida, tan infructuosa, tan estúpida. Tu ausencia no debería de ser ausencia ni aspirar a ser olvido, debiera ser nada. No hablo de una nada de bordes redondos ni de una nada replegada en ondas silenciosas. Hablo de una nada que ni siquiera se delinea con una pluma, una nada que no aparece en los calendarios, una nada que carece de geometría. Te mereces una nada ni pequeña ni monumental ni escrita ni oral ni olvidada ni recordada ni ausente. Nada, te digo. Era diciembre o enero eran momentos precisos ¿qué hacía? (...) Te digo que si sacamos cuentas salgo perdiendo ¿cómo se paga eso? ¿cómo lo cobro? ¿recibí algo a cambio? (...) Allí estaba yo dejando caer el momento exacto, los momentos exactos, allí estaba yo y aquí estoy ahora. Es mayo, ahora es mayo (...)
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