Yo allí sentada tomándome a sorbitos un café negro y ellas dejando el gloss en el popote de su café con chochitos y crema batida. Y ellas allí diciendo pero que dulce, pero que suave que es todo, pero que buena elección fue la nuestra. Y yo en planta baja descubriendo que se puede ser feliz con unos tacones bien altos, que una bolsa LV puede darte satisfacción y que un anillo en mano y un novio perfecto aseguran la felicidad, la vida. Y ellas pensando que quien sabe la vida de quien estoy viviendo y yo pensando lo mismo que estoy viviendo en una vida que no sé la de quien es, y yo intentando ir hacia muchos lados y que no sé hacia donde es mejor y yo tan escéptica y yo que no puedo decir que soy feliz con tal seguridad y entonces ellas me sonríen y me pasan su vaso y el rouge se me pega a los labios.
Y yo pero que tonta que soy y si, dicen ellas, pero que rara que eres. Pero claro, pienso yo, se me había olvidado buscar certezas en la bolsa y habia pasado por alto el hacer invitaciones para 1000 invitados: ¡vengan todos que soy feliz, vengan a ver que por fin tengo los tacones bien plantados en el suelo...! ayy pero que tonta, ayy pero que rara que soy ¡se me había olvidado poner el azúcar!
3 comentarios:
pero los tacones se pueden romper de un momento a otro ¿no?
no puedo usar tacones, nollegaria ni media cuadra...
Piedra, yo tampoco llego muy lejos con tacones. gracias por visitar a ti también.
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