Botella al mar

casi dedicado

Me lees casi sin leerme, con distracción, apenitas, casi no queriendo, casi disimulando. Estás allí y te preguntas donde estaré yo. Yo tampoco sé donde estás tú ahora que hace tiempo te fuiste, ahora que hace tiempo me fui.
Pero me sigues leyendo y no atinas a cerrar la pantalla e irte, continuas con un ahorita entre los dientes y te quedas por inercia, porque tus ojos se imantan con fragmentos de ese algo que rompimos con las manos.

¿Sabes? Hay presencias que se van muriendo de poco a poco en nosotros. Van cayendo a ese pozo de sueños y objetos encontrados por casualidad. Hay presencias que se convierten en una simple referencia temporal, no un antes ni un después sino un "sólo-algo-más" un ¿cuando fue? ¿en dónde? ¿existió?
¿y..existimos?

Nos preguntabamos de que materia estaba hecho el olvido y aquí estamos y ahora lo sabemos: el olvido tiene particulas de palabras muertas, de fotografias asignificantes y de nosostros siendo extraños ante algo que dicen que alguna vez sentimos ¿y...sentimos?

El olvido está allí en el closet y apenas si lo vemos porque no tiene colores, apenas se destiñe de su luz grisacea que lastima en los ojos cuando se le da cuerda.


Te escribo casi sin escribirte, te escribo por inercia, con distracción, apenitas, casi sin darme cuenta.


arqueologia que pide que después de encontrar los rastros materiales los escondamos todavía más hondo